Consejos para evitar la pérdida de movilidad en los más mayores

El ejercicio físico disminuye la morbimortalidad y en consecuencia incrementa la longevidad de las personas. Además, la prescripción de ejercicio en las personas mayores debe consistir en ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza, balance y flexibilidad.

Desde todos los niveles sanitarios, pero sobre todo desde atención primaria, se debe motivar y aconsejar la realización de un plan de ejercicio regular y de modificaciones dietéticas, según advierten desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Precisamente, recientemenente ha salido publicado un estudio del ‘Journal of the American Geriatric Society’ que pone de relieve la necesidad de que las personas mayores conserven su movilidad. Según defiende, la movilidad da autonomía a la persona y facilita su vida diaria, retrasa su pérdida de capacidades físicas, cognitivas y funcionales.

En este sentido, en una entrevista con Infosalus, el geriatra Beltrán Carrillo, destaca que la movilidad no sólo es básica en la tercera edad, advierte de que también lo es durante la infancia, adolescencia y edad adulta. «La gente no se da cuenta del efecto preventivo de la movilidad a largo plazo. Incluso si no nos movemos o mantenemos una movilidad llegaremos peor a la edad geriátrica», subraya el responsable de la Clínica del doctor Carrillo de Madrid.

Aquí recuerda que la OMS aconseja 180 minutos de ejercicio semanal de una intensidad moderada-severa, donde se haga un esfuerzo. No obstante, resalta que el anciano debe adecuar el ejercicio que realice a su situación física y mental y a sus capacidades funcionales. Además, indica que hay que tener en cuenta las enfermedades que presente el anciano y por ejemplo si tiene artrosis, que es muy limitante.

De hecho, subraya que un artículo reciente pone de manifiesto lo importante que es el ejercicio ya que se ha podido relacionar la práctica de éste con hasta un 15% de reducción de riesgo de cáncer de mama. Eso sí, recalca que debe tratarse de un ejercicio progresivo, no de repente hacer mucho, así como mantenido en el tiempo. «Todos los días hay que hacer algo».

A su juicio, es fundamental que una persona mayor se esfuerce por conservar la movilidad porque si una persona deja de moverse, la inactividad le lleva a una pérdida muscular.

«Si una persona se queda quieta en la cama pierde entre 1-3% de masa muscular al día. Sobre todo en personas mayores al dejar de moverse se convierten en ancianos frágiles a los que cualquier agresión de cualquier tipo puede perjudicarles, aparte de presentar en consecuencia un mayor riesgo de torpeza, caídas, fracturas, así como menos resistencia a la enfermedad», lamenta.

En este sentido, el doctor Carrillo lamenta que una persona que no está en forma física cualquier agresión le puede proporcionar muchas complicaciones que en ciertas ocasiones pueden derivar más fácilmente en la muerte del paciente. «Sin embargo, si está en forma puede resistir mejor a una situación estresante como un infarto o una neumonía», remarca el experto.

A su vez, alerta de que el inmovilismo puede favorecer la aparición de úlceras por presión, escaras, síndrome confusional, o incontinencias, por ejemplo. Asimismo, llama la atención sobre el hecho de que la pérdida de movilidad lleva a una pérdida de la capacidad funcional del individuo, que le impedirá realizar la actividades básicas del día a día. «Una persona con poca movilidad previsiblemente necesitará vivir con algún soporte familiar o con algún cuidador», señala Carrillo.

Otro dato importante que resalta es que el músculo es un órgano capaz de crecer siempre, incluso en los nonagenarios. «A cualquier edad somos capaces de mejorar nuestra capacidad muscular, lo que lleva a una mejor coordinación del equilibrio, o a una mayor estabilidad para evitar las caídas, primera consecuencia más inmediata de que una persona presenta una baja capacidad física», remacha el doctor Carillo.

Por todo ello, aporta esta serie de consejos para prevenir esa pérdida de movilidad en las personas más mayores:

1.- No dejar de moverse. «Moverse es tan importante o casi tan importante como la medicación. Hay que realizar ejercicio físico de forma regular. Basta con andar a un cierto tiempo y a una determinada velocidad», precisa.

2.- Mostrar el beneficio rápido de la movilidad en aquellos que la hayan perdido, incluso en las condiciones de salud más extremas.

3.- Que el ejercicio siempre sea progresivo, y adecuado. Que haya sido supervisado previamente por un especialista. «Empezar con distancias cortas e ir prolongándolo poco a poco. De esta manera siempre se llegará poco a poco a más. Si se mide el esfuerzo físico y el tiempo y se prolonga cada día un poco más, a poder ser diariamente, se verán los beneficios rápidamente», defiende.

Fuente: Infosalus.com

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