Comer sano, muchas veces, puede ser difícil tanto por el tiempo que se necesita para cocinar y por la cantidad de dinero que se invierte en la comida saludable.
Es por lo anterior que a veces las personas se rinden y vuelven a comer de forma poco sana, puesto que adoptar una rutina de comer saludable complica y la comida “chatarra” es mucho más rápida.
Ante esta situación, en el sitio Entre Mujeres de El Clarín, revelaron nueve tips que puedes implementar para adoptar un estilo de vida más sano, incluyendo comida saludable en tu vida sin tener mayores problemas y no gastar de más.
Planificar la semana
“Es algo que todos decimos, pero muy pocos hacemos. Lo ideal realizar un menú semanal que nos lleve a comprar lo justo y necesario. Es importante que dediquemos tiempo de nuestras vidas para las cosas que realmente importan. La alimentación es una de ellas y no podemos subestimarla ni dejarla de lado”, explican las nutricionistas Florencia Brunello y María José Villanueva en el sitio argentino.
Adaptar la compra a nuestros gustos
La recomendación es incorporar de a poco las verduras o frutas a consumir, puesto que “en esta época del año, muchas personas se entusiasman con una alimentación saludable y para bajar de peso. Entonces, llenan el carrito de compra con frutas y verduras que ni siquiera probaron, que no saben cómo cocinar y que terminarán echándose a perder”, puntualizan Brunello y Villanueva.
Privilegiar los vegetales
“La carne -con cortes magros y en las porciones adecuadas- aporta muchos beneficios. Pero estos mismos beneficios pueden conseguirse con ingredientes de origen vegetal, como las legumbres y los cereales integrales. La ventaja es que estos resultan más económicos, permiten una gran variedad de preparaciones y, además, no tienen algunas de las desventajas de los productos de origen animal (en especial, que en exceso pueden provocar el aumento del colesterol y del ácido úrico)”, explican las especialistas.
Comprar productos de estación
“Los vegetales de estación siempre son más económicos, porque ¡abundan! y suelen ser locales (el costo de traslado de un producto, obviamente impactará en nuestro bolsillo)”, explica la cocinera saludable Ceci Duca.
Comprar y luego buscar la receta
“Estamos acostumbradas a mirar una receta y luego, ir en busca de los ingredientes. Lo que puede suceder es que encontremos que algunos de ellos estarán fuera de temporada y, por consiguiente, a precios altísimos. Para que no ocurra, el mejor camino es hacer una compra semanal y después, sentarse diez minutos con lápiz y papel en mano y anotar todas las preparaciones que podríamos hacer con lo adquirido. La web puede ser una gran ayuda de inspiración”, sugiere Duca.
Al congelador las sobras
Estamos acostumbradas a botar lo que no se consume, sobre todo si son restos de verduras, sin embargo, para ahorrar se pueden congelar. “Lo mejor es fraccionar en porciones lo que no se comió, etiquetarlas y colocarlas en el freezer. Hay que tener en cuenta que al guardarlas sin separar, una vez descongeladas, ya no podrán volver a freezarse”, señala Duca.
Tupper para el trabajo
“Llevar comida casera es fundamentar para bajar los costos y mejorar la alimentación. Además del almuerzo, conviene incorporar una opción de merienda o colación en el bolso (puede ser una porción de budín integral, granola, cookies caseras o una fruta). Esto evitará la tentación del kiosco”, dice la licenciada Rocío Runca, nutricionista y a cargo del Instagram Nutrición Sensitiva.
Reemplazar las bebidas por aguas
Un punto importante para adoptar un estilo más saludable es eliminar las bebidas y reemplazarlas por agua, lo que es también más económico.
“Este es un gran cambio en calidad y costos. Una receta súper fácil y rica: colocar en una jarra de agua rodajas de limón y frutas, jengibre rallado y algún endulzante natural (como stevia, azúcar mascabo o miel). También, llevar tu botellita de agua”, propone Runca.
Reducir al máximo el consumo alimentos ultraprocesados
“Las galletitas, enlatados, salsas y demás son altos en grasas, azúcar, conservantes y aditivos y tienen un precio mucho más alto que las opciones saludables. Además, están diseñados -desde su envase hasta los colores y texturas- para consumir más y más y nunca estar satisfecho”, explica Runca.
Fuente: La Tercera.com